lunes, 25 de enero de 2010

INVESTIGACIÓN CELULAS MADRE UTERINAS - DR. VIZOSO


El Hospital de Jove desarrolla una investigación única en el mundo a partir de células madre

RTPA, 24-01-2010 15:09 h
Hace tres meses que encontraron celulas madre uterinas en las mujeres. Es una línea de investigación vanguardista, única en el mundo y se hace aquí en Asturias. Esta en una primera fase, en la que participan anónimamente y previo consentimiento informado, mujeres de Gijón.
A cuentagotas han encontrado el rastro de las células madres uterinas, y las han descubierto en mujeres en edad fértil. De ese hallazgo hace tres meses, y desde entonces buscan financiación para seguir una línea de investigación única en el mundo.
"Estas células producen una serie de sustancias que pueden tener efecto terapéutico, en concreto efecto antinflamatorio por lo que se pueden convertir en auténticas factorías de medicamentos, con lo cual abre sin duda una esperanza muy buena, un horizonte de investigación en medicina regenerativa", comentó Francisco Vizoso, jefe de la Unidad de Investigación del Hospital de Jove.
Han comprobado en los tubos de ensayo que estas celulas además de reproducirse más que otras, tienen la capacidad de transformarse en cualquier tejido hasta en neuronas. Investigan con cultivos in vitro de células madre uterinas de ratonas y tambien de mujeres.
El próximo paso será experimentar con animales, y la última fase son los ensayos clínicos con pacientes. Pero por lo menos habrá que esperar unos cuatro años.
"Según los resultados que tenemos y tambien según los experimentos que hacemos podriamos tener una enfermedad diana o varias enfermedades dianas", aseguró Noemí Eiró, investigadora de Projech.
Sospechan que los derivados de estas celulas madre uterinas podrían ser nuevos fármacos para el Alzheimer, la artritis reumatoide y el cáncer.
"Hubo un momento además en que la industria farmaceutica está agotada, que ya no hay posibilidad de sacar más fármacos de algas, de plantas, pues aquí surge una posibilidad muy esperanzadora", dijo el jefe de la unidad de investigación del hospital de Jove.
Los médicos desconocen si tendrán éxito, pero aseguran que no intentarlo sería un fracaso.

19.01.10 - 03:24 -


Este tipo de células se puede duplicar hasta 40 veces y se cree que interviene durante la gestación, protegiendo a la mujer embarazada

El material extraído a 130 gijonesas se guarda en incubadoras que reproducen las condiciones humanas

Tienen memoria y capacidad para duplicarse hasta 40 veces en poco tiempo. De una muestra milimétrica extraída del útero de una mujer pueden obtenerse, con el paso de las semanas, «kilos» de células en el laboratorio. Son las llamadas células madre uterinas, un valioso material con el que trabajan la Unidad de Investigación del Hospital de Jove y la empresa de biotecnología Projech, que intentan determinar el alcance real que éstas células tienen para tratar enfermedades degenerativas, como el parkinson o el alzheimer.
De momento, los estudios realizados por Projech y Jove han logrado establecer que este material, que proviene del útero de mujeres en edad fértil, muestra un gran potencial para regenerar tejidos dañados de cualquier tipo. Desde neuronas, hasta músculos, huesos o piel. Los promotores de la investigación se afanan ahora por conseguir financiación para poder continuar adelante con el proyecto y dar el salto a los ensayos en ratones.
Pero mientras las reuniones y conversaciones con instituciones, empresas y entidades bancarias del Principado se suceden, Jove continúa 'fabricando' nuevas remesas de células madre. Aunque la investigación está en punto muerto, a la espera de solventar el escollo económico, las incubadoras y neveras que Projech ha instalado en el hospital gijonés siguen dando renovados lotes celulares.
Pero, ¿cómo se obtienen estas células?, ¿qué proceso se sigue desde que son extraídas del cuello uterino hasta que son seleccionadas para su criopreservación? o ¿cuánto tiempo pueden sobrevivir una vez congeladas? El proceso de producción y conservación «es sencillo, ya que está todo muy protocolarizado», cuenta el director de Projech, Carlos Rodríguez. Lo primero es obtener la muestra de tejido, que se extrae del cuello del útero. «Es una técnica idéntica a la que se emplea para hacer una citología». Para realizar esta investigación, Jove utilizó células procedentes de 130 gijonesas en edad fértil, quienes aceptaron de forma voluntaria participar en el proyecto.
Entre 36 y 37 grados
Una vez retirado, el tejido se introduce en un material especial para su conservación y se guarda a una temperatura de cuatro grados centígrados. Posteriormente, la muestra es manipulada bajo unas mamparas donde se trabaja en situación de esterilización absoluta. Las células seleccionadas se depositan en un líquido nutriente y de ahí pasan a la incubadora que intenta reproducir las condiciones de temperatura y humedad uterinas: entre 36 y 37 grados centígrados. Se trata de una especie de útero artificial, explican los científicos.
En el plazo de dos semanas, nuevas células empiezan a aflorar en los cultivos de las incubadoras. Es cuando se inicia el proceso de multiplicación. «Se pueden duplicar hasta 40 veces», comenta Carlos Rodríguez, quien recuerda que este tipo de células «tienen memoria. Si las congelas cuando se han duplicado dos veces, tras la descongelación retoman el proceso de multiplicación donde lo dejaron».
Este experto en biotecnología asegura que «de una simple muestra se pueden obtener kilos de células madre uterinas». Rodríguez desconoce cuántas se almacenan actualmente en Jove, a donde Projech ha trasladado su sede social y su laboratorio. No obstante, a tenor de lo que exhiben las neveras e incubadores que hay en Jove, son muchos los cultivos celulares a disposición de los investigadores.
Otro aspecto que se estudia es qué papel juegan estas células durante el embarazo. Se cree, indica el director de la Unidad de Investigación del Hospital de Jove, el doctor Francisco Vizoso, que este tipo de material se duplica durante la gestación, ejerciendo un efecto protector. Eso explicaría por qué las mujeres embarazadas gozan de una protección natural ante un amplio abanico de enfermedades.
«Es hora de sumar»
En las últimas semanas, Rodríguez y Vizoso se han encargado de presentar el proyecto ante instituciones, organismos oficiales, bancos y asociaciones. Aunque el tiempo «corre en nuestra contra», ya que existe el riesgo de que la patente del descubrimiento acabe embargada, ambos confían en que la investigación pueda proseguir. Necesitan tres millones de euros para que el proyecto pase a la segunda fase (dos años de ensayos en animales), pero aclaran que con 200.000 euros «tendríamos para empezar y evitar que el trabajo se paralice». Vizoso prefiere ver el vaso medio lleno. «Es hora de sumar y no de restar», precisa. Como colofón insiste en que «lo más importante es que los resultados de la investigación lleguen a la cabecera del paciente lo más rápido posible».
http://www.elcomercio.es/20100119/gijon/celulas-madre-uteros-metal-20100119.html

Colectivos de enfermos crónicos se unen a la búsqueda de tres millones de euros para que un grupo de científicos de Asturias continúe sus trabajos con células madre uterinas


Dos médicos asturianos investigan el poder de las células madre uterinas para curar algunas enfermedades crónicas, las mismas que cada año se cobran millones de vidas. La primera prueba se desarrolló con un ratón cojo, que gracias a las células inyectadas volvió a caminar.


04/01/10 Amada Pérez sufre tantas crisis de temblores como pastillas toma: cada uno de los cinco medicamentos diarios viene acompañado de unos “movimientos involuntarios” que le hacen perder el control del cuerpo. Juan Carlos Fernández, compañero de batallas, camina gracias a los electrodos que lleva en la cabeza, alimentados por una pila situada a la altura de la vejiga. Los dos luchan contra el párkinson, la enfermedad que les cambió la vida y que sueñan con frenar. La ansiada salvación se gestó entre las paredes del Hospital de Jove, en Gijón. Allí dentro, el jefe de la Unidad de Investigación del hospital, Francisco Vizoso, y el médico Carlos Rodríguez, director de la empresa biotecnológica Projech, comparten otro sueño: lograr que las enfermedades crónicas y degenerativas dejen de ser tales. El descubrimiento surgió en octubre del año pasado, cuando los investigadores de Projech comprobaron que, mediante estímulos bioquímicos, las células extraídas del útero de una rata podían transformarse en células musculares. Con este experimento como antecedente, probaron si era factible conseguir los mismos elementos con citologías directas al útero del animal, evitando las cirugías. También lo lograron. Tras las pruebas con los roedores, los expertos lograron autorizaciones de pacientes de Ginecología del Hospital de Jove para recolectar células madre uterinas entre las mujeres que acudían a las citologías rutinarias. Entonces llegó otra sorpresa: “Las células extraídas a las pacientes reproducían las mismas características asombrosas vistas en las ratas”, explica Francisco Vizoso. Un ratón con distrofia muscular fue el siguiente invitado de los científicos, que mediante inyecciones le provocaron problemas para mover sus patas y con inyecciones se lo quitaron. “Le inyectamos células madre uterinas provenientes del útero de una mujer, y el ratón, que cojeaba, mejoró rápidamente”, afirma Carlos Rodríguez en las oficinas de Projech. Al otro lado de la habitación permanecen las probetas que obraron este milagro. Llevan casi cuatro meses sin utilizarse, debido a los problemas de financiación que impidieron seguir con las investigaciones. “Para llegar hasta aquí hemos escarbado en las huchas de amigos y familiares. Logramos reunir un presupuesto de 1.300.000 euros, con los que hemos atravesado un periodo de auténtica supervivencia”, dice Rodríguez. Sus empleados, asegura, “han pasado muchos meses sin cobrar, y encima con la incertidumbre de qué pasaría con sus puestos de trabajo”. Se queja también de que el Gobierno central, a raíz de los recortes dispuestos en investigación, ha dejado a su laboratorio “en cero”. Para seguir adelante, el proyecto necesita tres millones de euros. El responsable de Projech asegura que si esta cantidad de dinero no llega en menos de dos meses, “se producirán retrasos notables en lo que hemos logrado avanzar hasta ahora”. Una entidad financiera se ha mostrado dispuesta a prestarles el dinero, pero con la condición de que un organismo público les avale. Las miradas se dirigieron al Ayuntamiento de Gijón, donde viven los autores de este hallazgo. Sin embargo, el consistorio ya ha advertido que la ley le impide aportar esa cantidad de dinero a una institución privada. El pasado 10 de diciembre, la alcaldesa, Paz Fernández, recibió a los científicos y les aseguró que, a pesar de las dificultades legales, intentaría echarles una mano. Más allá de las instituciones, las peticiones de los científicos han encontrado eco entre los colectivos de enfermos crónicos de Asturias. “No nos extraña. Hay gente que lleva 40 años sin contar con nuevos medicamentos para sus enfermedades”, afirma el cirujano Francisco Vizoso. En esa línea, los pacientes exigen que este proyecto no muera por falta de financiación. “Si hubo entidades financieras que soltaron 200 millones para un futbolista, no entiendo cómo no habrá dinero para blindar este proyecto científico”, razona Ángel Rico. Padece espondilitis, una enfermedad que afecta a tres de cada mil españoles y que podría ser tratada mediante la utilización de estas células. Rico tiene la columna rígida y ni siquiera puede atarse los zapatos. Para ponerse los calcetines cuenta con un calzador que, gracias a dos cuerdas, le permite hacerlo sin agacharse. Por su parte, los lúpicos asturianos –víctimas de un mal autoinmune e inflamatorio que afecta a la piel, articulaciones, sangre y riñones– donaron 6.000 euros de los fondos de la asociación. Su presidenta, Nélida Gómez, sostiene que las instituciones deberían facilitar ayudas para las investigaciones desarrolladas en Gijón. Gómez convive con el lupus desde 1963. Sufre inflamaciones en los brazos, tiene problemas cardiacos y su sistema inmune flaquea, por lo que tiene que tomar varios medicamentos diarios. “No a todos los enfermos crónicos se nos nota en el cuerpo. Muchos llevamos el sufrimiento por dentro”, señala Pedro Barbillo, responsable de la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa en Asturias. Se enteró de los trabajos con células madre uterinas en noviembre pasado, cuando los investigadores –a quienes ya conocía– lo llamaron desde el laboratorio para contárselo. Barbillo, que lleva 21 años con esta enfermedad que afecta a los intestinos, no lo podía creer. Los corticoides y una dieta en la que las clásicas fabadas asturianas han quedado fuera han frenado los temibles brotes del Crohn, consistentes en dolores y diarreas. Dos compañeras suyas de la asociación, María Huergo y Covi Sánchez, no han tenido tanta suerte. María vive en una suerte de “brote continuo” desde que se lo detectaron con 17 años. Hoy tiene 31 y ya cuenta con una operación de intestino en su historial. Covi, de 47 años, ha pasado seis veces por el quirófano. “Cada vez que voy a algún sitio tengo que mirar primero si hay un baño cerca. He llegado a ir al servicio 15 veces en un solo día”, relata. Estos enfermos han sido los principales impulsores de la plataforma de apoyo al proyecto de investigación con células madre uterinas. “Ver las ilusiones de estas personas, hasta ahora olvidadas, nos mueve a seguir investigando”, apunta desde su laboratorio el doctor Vizoso. La responsable de la Asociación de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) en Asturias, María José Álvarez, también se ha sumado al grupo. Su madre murió a causa de la ELA hace diez años, y desde entonces dedica varias horas del día a ayudar a personas que sufren este tipo de esclerosis, marcado por la parálisis progresiva de los músculos. Una de las integrantes de esta asociación, que tenía 40 años, falleció hace escasos días. Con esta última muerte de fondo, la coordinadora de este colectivo se muestra partidaria de “reivindicar cualquier proyecto que pueda dar una luz a los pacientes”. Hilda Álvarez, una asturiana de 56 años que sufre párkinson, cree que se trata de una “rendija abierta” para minimizar sus padecimientos. “Queremos que nos cojan de la mano para que no nos caigamos, pero no que nos lleven a cuestas”, apostilla Amada Pérez. Los temblores ya le han remitido, aunque no falta mucho para una nueva dosis del medicamento que se los provoca. Sentado a su lado, Juan Carlos Fernández, el hombre que camina gracias a los electrodos, dice que alguna vez fue comercial, hasta que el párkinson lo arruinó todo. Tiene 45 años y sabe que esta enfermedad, al menos de momento, nunca se detiene.


http://www.interviu.es/reportajes/articulos/colectivos-de-enfermos-cronicos-se-unen-a-la-busqueda-de-tres-millones-de-euros-para-que-un-grupo-de-cientificos-de-asturias-continue-sus-trabajos-con-celulas-madre-uterinas



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